Usa el humor para conectar con tu público

Hay tres cosas que la audiencia nunca te va a perdonar: que te centres en hablar de ti en vez de ellos, que te dediques a leer diapositivas llenas de textos, y que te comas todos los bollos del coffee-break.

Muchas veces tu audiencia no tiene nada en común entre ellos. Como no se conocen les crea algo de tensión. Con el humor les destensas porque les unes al darles algo que comparten. Aprovecha esa tensión inicial de tu audiencia como rampa para que se rían de cualquier cosa que digas que se salga del molde de lo establecido. La risa es la válvula que liberará esa tensión de tu audiencia. Cuando ríen ya tienen algo en común.

Aquí tienes un ejemplo literal que uso en mis conferencias: “Anota lo que te gustaría conseguir en tu vida y lo conseguirás. Todo lo que yo anoté en su día, se ha convertido en realidad. Quise ser un conferenciante internacional, y ya doy charlas por todo el mundo; quise ser un autor best seller, y ya lo he conseguido; quise tener un Ferrari descapotable…, y tengo un Ibiza rojo tuneado”.

Usa la técnica del twist.  Se construye sobre la regla del tres. Nuestro cerebro maneja las cosas de manera más fácil cuando vienen en grupos de tres: Los Tres Reyes Magos, los Tres Cerditos o los Tres Mosqueteros. Preparados, listos, ya; pide tres deseos; cuento tres; ¡a la de tres!; un, dos tres, responda otra vez; oro, plata y bronce; rojo, amarillo y verde; por tierra, mar y aire; pasado, presente, futuro; luces, cámara, acción; sexo, drogas, rock ‘n roll; sangre, sudor y lágrimas.

Así usan esta técnica los guías en Egipto cuando nos muestran el escarabajo de la suerte del templo de Karnak. “Este enorme escarabajo te dará buena suerte si consigues dar vueltas a su alrededor. Si das una vuelta, tendrás mucho dinero; si das dos vueltas, te casarás con la persona amada; si das tres vueltas, te mareas”.

El poder del tres se usa mucho por los humoristas porque cuando cuentan una historia introducen en el tercer elemento un twist. Los dos elementos iniciales construyen el camino lógico, y el tercer elemento es el twist que rompe el patrón. Al romper ese patrón lógico por el que todos esperan que siga la historia se genera una sorpresa que provoca la risa. Ese tercer elemento es el punch line.

Escenifica el momento. No es sólo el contenido de lo que cuentas, es cómo lo muestras. Puedes incluso mejorar el twist cuando lo escenificas. En la historia anterior de mi  Ibiza rojo tuneado, funcionaría de esta manera. Cuando menciones el primer elemento del trío lo escenificas andando en una dirección. Cuando cuentes el segundo, avanzas más adelante en esa dirección. Y cuando sueltes el twist, el Ibiza rojo tuneado, te paras y miras hacia atrás, de donde venías, como que se ha terminado la magia y señalas el triste Ibiza. Así es como descubres el humor que existe en tu presentación.

Usa el callback. La palabra callback es un término que se usa mucho en comedia y hace referencia a un asunto simpático que ha ocurrido antes y del que todos han reído. Cuando tengas que hacer tu próxima presentación busca la oportunidad para hacer un callback. Si mientras que esperas tu turno escuchas que el público se ríe de algo, descubre qué ha sido y enlaza ese hecho con el contenido de tu presentación. Aquí tienes un ejemplo. Antes de empezar mi conferencia en Colombia con General Electric Healthcare todos nos sorprendimos por el enorme parecido entre Juan, uno de los asistentes, y yo. Hasta nos hicieron fotos para compararnos. Este hecho divertido fue aprovechado por el presentador en el momento de presentarme: “por cierto, Alejandro no tiene nada que ver con Juan, aunque parezcan hermanos”. Es una manera de subir la energía de la sala y colocarlos en la actitud correcta.

Mantén la sorpresa. No les digas que vas a contar algo divertido porque son ellos los que  tendrán que decidirlo. El humor viene de la sorpresa, de lo inesperado. Si les avisas, te lo cargas. El golpe de efecto que sacas al final es la palanca que sueltas para que caiga la sorpresa.

Si tu punch line funciona, continúa; no lo repitas para obtener más jugo. Una vez que lo has soltado, desaparecerán los efectos porque ya no hay sorpresa. Es como cuando tuestas palomitas de maíz en casa. Cuando veas que baja el ritmo de explosión, sácalas o se queman. Después de la sorpresa, sigue hacia adelante con tu presentación porque la gracia ya es historia. El punch line debe ser breve; cuantas menos palabras mejor, no lo expliques.

No añades el humor, lo descubres. Mi hermano me dijo hace unos días: “Alejandro, ve a Valencia a negociar el alquiler de nuestra tienda”. Le contesté que no, y me dijo: “¿Cómo que no?, ¿no eres el autor del libro de negociación más vendido? Y le contesté: “Sí, pero una cosa es escribir un libro de negociación y otra diferente es negociar de verdad”.

Si añades humor parecerá forzado. Como tus historias están llenas de diálogo y hay personajes, puedes descubrir situaciones de humor en ellas. Será un humor auténtico porque es tu historia y no una enlatada que has oído por ahí. Piensa en esas situaciones que te pongan en ridículo. Anota todas esas situaciones vergonzosas que te vayan ocurrido, y así tendrás una lista que podrás usar en tus presentaciones. Cuando tengas cinco identificadas las podrás utilizar las veces que quieras, y cuanto más las uses más las perfeccionarás y más libertad tendrás para adaptarlas a cada audiencia.

Busca también el humor en tus actuales presentaciones. A partir de mañana, si observas que tu audiencia se ríe, lo anotas. Así identificas ese humor y lo podrás repetir en tus siguientes presentaciones.

Hay algo seguro que te ocurrirá cuando uses el humor: que alguna vez no te funcionará. Si tristemente ves que tu punch line no te ha funcionado porque no se han enterado, no lo expliques, sigue hacia adelante con tu presentación como si nada. La mayoría de las veces ni se darán cuenta, y los que se den cuenta se olvidarán más tarde. No le des más peso a la situación de la que tiene, déjalo pasar y continúa con tu charla. Ellos nunca sabrán si pretendías ser gracioso.

Si tu golpe de efecto no ha tenido el resultado que deseabas y además todo el público se ha dado cuenta, no todo está perdido. Te sugiero que tragues en seco y dejes pasar un rato, luego podrás hacer un comentario sobre ese  humor fallido (call back) para dejarte en ridículo. Prepáralo mejor para la siguiente presentación.

Ponte en marcha y piensa como puedes introducir un elemento de humor en tu próxima presentación. Como decía Maradona, todo es ponerse.

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Fotografía de Pixabay

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